No hay forma de llevar a papel lo que tengo en la cabeza. Algunas ideas, algunas intenciones no hay forma de llevarlos a un documento. A no temerle a escribir.
Esto fue lo que pensé cuando comenté dentro del círculo de Wetcom que iba a escribir un libro sobre la práctica de migración de Windows de trabajo que creamos.
La duda apareció rápidamente cuando pensaba si alguna persona que trabajara en alguna empresa que compita con Wetcom en el tema accedía al libro.
¿Qué podía pasar?, ¿qué robarán la práctica entera?, ¿qué perdiéramos algunos negocios?.
Dudas. Y estas eran sólo algunas.
Ahora bien, supongamos por un momento que tuve un ataque de inspiración y pude escribir todo lo que sabemos sobre este tipo de proyectos.
Y esto le sumamos que la persona que lee el libro comprende de punta a punta lo que estoy explicando.
¿Puede llevar adelante un proyecto por sí mismo?. Si puede, pero hasta cierto punto.
Siempre existen variables que únicamente están en la cabeza de la persona que tiene experiencia y que sería realmente imposible llevarlas a papel en su totalidad. Por más buena voluntad que ponga en escribir siempre algo va a quedar q mitad de camino.
Por eso no hay que temer a mostrar lo que uno tiene.
Sino ¿para qué publicar un libro?, si a fin de cuentas cualquier persona puede comprar el libro en una librería y obtener el mismo conocimiento por 10 o 15 dólares. No vale la pena preocuparse.
Es por esto que cuando escribí el post consultando a quienes les gustaría participar como revisor del libro antes de su publicación no tuve ningún tipo de problemas a la hora de aceptar a una persona, que no conozco personalmente, pero que se de buenas a primeras que trabaja en una empresa que compite con Wetcom.
Sin ir más lejos esta persona fue la que más colaboró en la revisión del libro. La que más lo criticó, aportó para mejorarlo y se volvió a ofrecer como revisor una vez que los cambios hayan sido aplicados al libro.
Llevemos esto a un punto mucho más lejano. Cuantas empresas no hubiesen visto la luz por temor a presentar un plan de negocios a alguna persona/empresa como potencial inversor.
Si por tener miedo a “mostrar” y que nos puedan robar la idea de lo que queremos hacer vamos a paralizarnos creo que tenemos un problema.
Coincido mucho en el artículo El inversor no lee el plan de negocios donde Santiago Bilinkis explica que no es “el documento” el que convence al inversor, es la persona, el equipo.
Supongamos que tengo la oportunidad de sentarme frente a un potencial cliente por una reunión referida al tema central del libro. Supongamos también que la gente que está en la mesa lo leyó y le gustó.
No por esto van a contratar nuestros servicios. Tengo que demostrar que, además de haber escrito el libro, conocemos lo que hacemos, tenemos el equipo adecuado y podemos ejecutar en tiempo y forma.
Algo simple para una persona con experiencia en el tema, algo complicado para quienes solo leyeron un texto.
Les dejo un saludo.
Foto: Dome Plan Drawing
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